viernes, 15 de octubre de 2010

El Milagro de San José

Y ayer ocurrió por fin.

Noticia impactante, mundial, digna de ser televisada en directo y copar todos los telediarios. Y sin embargo, no fue una tragedia.

Desgraciadamente, los grandes acontecimientos que me han hecho permanecer adherida al televisor en estos últimos años no han sido más que imágenes que transmitían dolor de víctimas, familiares, amigos y gente anónima que se pone en el pellejo de aquellos que tienen su peor papeleta en la mano: 11 de septiembre, 11 de Marzo, accidente de Spainair, Haiti...Imágenes que sobrecogen y provocan un nudo en la garganta difícil de desgranar.

Pero ayer el pueblo chileno nos enseñó, y lo que es más importante, nos demostró que el ser humano todavía es capaz de hacer cosas maravillosas.

33 personas. 33 vidas. 33 historias. Y un mundo entero pendiente de su salvación.

Por fin cada rostro humano que reflejaba la televisión emanaba alegría, esperanza, emoción. Predominaron las imágenes de besos y abrazos, e historias escritas con un punto y seguido ansioso de encontrar palabras para completar el párrafo.

La mina San José no sólo será recordada por el milagro de rescatar 33 vidas sepultadas, sino por el milagro de unir familias, un pueblo, un país, el mundo entero.

Ayer todos fuimos familiares, amigos, operarios de rescate y mineros.

Saboreamos por fin las sensaciones que provocan las buenas noticias.

Y siempre tendremos en nuestras retinas el milagro de San José