lunes, 28 de junio de 2010

Inhabilidad Innata

El día que repartieron la habilidad yo no estaba presente.

Empecé a sospechar que no era muy hábil en las clases de gimnasia en primaria. Correr al ritmo de un bombo o una pandereta se me daba muy bien. Pero cuando el tema pasaba a hacer volteretas, el pino...ya la cosa se complicaba un poco.
Y qué decir de las atracciones infantiles. Mientras mis compañeras atravesaban el "arco iris" andando, yo me limitaba a intentar trepar hasta el segundo travesaño ( y nunca evolucioné mucho más);para cuando aprendí a "hacer el murciélago", ya sabía hacer raíces cuadradas. Y las camas elásticas....nos pasábamos más de media hora en la cola para poder brincar durante un minuto. Un minuto que todos mis amigos aprovechaban saltando de lado, de espalda, sentándose, dando volteretas en el aire....y yo lo consumía dando pequeños botes que no alcanzaban ni dos pies de altura.

Mis peores sospechas se empezaron a confirmar en las clases de gimnasia de secundaria. Cuando mi autoestima estaba a punto de volar en pedazos por culpa de una tara innata que consideraba única en mi especie, estrené profesora de gimnasia y tuve una revelación. Esta profesora llevaba muchos años dando clase de gimnasia en el colegio, por lo que ya había lidiado con mi hermana. Siempre pasaba lista, así que el primer día nos sentamos en el suelo, mirando a aquella señora de incalculables años pronunciando nuestros nombres. Hasta que llegó mi turno.
- Presmanes
- Presente
- ¿Es usted hermana de Magdalena?
- Sí
- ¿Y es tan torpe como ella?
- Supongo
- Apaga y vámonos

¡¡¡Mi tara era genética!!! No podía hacer nada para combatirla, así que el complejo desapareció, asumí mi lugar y llevé a cabo con orgullo mis cruentas clases de gimnasia. Era habitual que el miedo con el que entraba en el gimnasio se transformara en hematomas varios tras intentar hacer cuatro loopings seguidos en una barra con un espesor de 50 milímetros (a la que sólo subir tenía su miga), saltar vallas de cuatro metros y medio, y desafiar al potrazo intentando que las piernas no se desencajaran. Y por si eso fuera poco, también había que trepar por las espalderas, saltar al vacío cuatro metros, correr hasta un banco cojo y saltar a la cuerda 50 veces encima de él a la pata coja. ¿Qué clase de macabro adicto al gore inventó la gimnasia escolar?


Recuerdo con especial horror aquella vez en los juegos del colegio en los que teníamos que saltar a ocho compañeras a burro. El primer día de simulacro, me temblaban las piernas. Miré a la fila de ocho compañeras encorvadas y me dije "Valor y al toro, tú puedes". Salté a todas sin dudar un instante, y cuando llegué al final, triunfante, me giré para descubrir un espectáculo dantesco. La que no se había comido una patada en la cara se había quemado las rodillas al caer desplomada tras sentir mi vacilante peso en su espalda. Eso sí, batí un récord. 8 de 8 a la enfermería. Por eso no fue de extrañar que al llegar mi turno el día de los juegos, la primera de la fila al advertir mi presencia en la línea de salida diera la voz de alarma, y todas se tumbaran en el suelo para conservar su integridad física.

Conclusión. Dedícate a lo que sabes hacer. Yo deseché definitivamente la idea de ser Almudena Cid cuando en el equipo de baloncesto lo único que calentaba era el banquillo, y mis mejores pases los hacía entre mis compañeras y los botellines de agua.

Dejemos de plantar castillos en el aire

Al final siempre hay alguna cualidad que te puede permitir hacer cosas maravillosas. Y para muestra, un botón


lunes, 21 de junio de 2010

"Jacin" para los amigos

Siempre que llega Junio, una de las palabras más pronunciadas es "selectividad".

Cada vez que la oigo, no puedo evitar pensar en el colegio, en mis compañeras, profesores, y millones de anécdotas que fuimos almacenando durante doce años. Y sobre todo pienso en el año en el que me tocó pasar el trago de la selectividad.

De aquel último año de colegio recuerdo con especial cariño a mi tutor, Jacinto. "Jacin" para los amigos, como él decía siempre

Fue un año muy especial. Por diferentes razones las alumnas de último curso cobran un protagonismo especial en el colegio, y yo tuve la suerte de compartir muchas de aquellas experiencias con él.

Él fue una de las personas que me impulsó a hacer Medicina, ya que yo tenía en mente hacer Farmacia. Pero él me convenció, y siempre le estaré agradecida. No sólo porque adoro lo que estudio, sino porque de manera indirecta, su empuje me ha hecho conocer a los que hoy en día considero enormes amigos.

Y también estuvo a nuestro lado en selectividad. Yo siempre he sido una histérica de cara a los exámenes, y el primer día de Selectividad practicamente no podía ni respirar, y estaba convencida de que no iba a sacar la media que quería. Pero se sentó conmigo en la puerta de la facultad donde nos examinábamos, nos fumamos un cigarro, y gracias a su temple y sus palabras entré convencida de que era muy capaz de sacar la nota que necesitaba y de que aquello estaba "chupao"


Ha pasado ya más de un año desde que aquel 2 de Enero una llamada de teléfono me interrumpiera el sueño. "Se ha muerto Jacinto" oí a Silvia al otro lado. No pudimos hablar mucho más.

Era un luchador, y nunca creímos que el cáncer le vencería. Pero le venció. De manera injusta, porque no nos dio tiempo a despedirnos, y con 38 años le quedaba mucho por vivir. Pero la vida es así.

Su despedida fue uno de los momentos más duros que recuerdo en mi vida. Siempre es difícil despedir a alguien querido, pero todavía lo es más si no te ha dado tiempo a decirle lo que ha significado para ti.

Gracias a él, en un futuró tendré en mis manos la posiblidad de luchar contra esta enfermedad que cada día se lleva a tanta gente tan querida. Y lucharé por conseguirlo, como él luchó por salir adelante. Al fin y al cabo, se lo debo a él, a Jacin para los amigos


miércoles, 16 de junio de 2010

Arriba mis valientes!!!!!!

Nos pasamos nuestra existencia quejándonos de todo, sin darnos cuenta de que, en realidad, la vida puede ser lo que queramos que sea. Todo depende de cómo se mire.
Y es que, si te paras a mirar a tu alrededor, todo lo que nos rodea es maravilloso. El problema es que el ser humano es innatamente ingrato.

Cuando llueve mucho, soñamos con sol. Y cuando hay mucho sol, anhelamos la lluvia. No deberíamos quejarnos por llevar tres días sin poder ir a la playa por culpa de la lluvia. En realidad, esos tres días en los que diluvia hacen que el día de playa lo disfrutemos el triple.

Nos pasamos el día envueltos en un consumismo exacerbado, porque en realidad nada nos hace completamente felices y siempre queremos más. Y la explicación a este fenómeno es muy simple. Lo que realmente hace feliz es todo aquello que no vale dinero: una conversación con los amigos, pasear al borde del mar, una buena canción, un abrazo, un beso. El silencio.
Y hasta que no aprendamos a valorarlo, nunca acabará este modo de vida: el de ser el que más tiene

Todos los golpes que recibes de la vida no son gratuitos. Y no hay que resignarse a lamentarnos. Hay que aprender. En una ocasión, un profesor me suspendió un examen porque sabía que podía sacar mucha mejor nota que un cinquillo.Fui a lo fácil y me pillé los dedos. Me hirió el orgullo y saqué un diez en la recuperación. Esa es la actitud. Y la vida cada día nos ayuda a forjarla, sólo que a veces no lo sabemos ver.

No es más fuerte el que nunca se cae, sino el que más veces se levanta

Mucho ánimo a mis pequeñas Wendys. Nos levantaremos de nuevo



jueves, 10 de junio de 2010

MEJOR EN COMPAÑÍA

La ironía de la vida hace que en momentos en los que te sientes más solo que nunca, no encuentres a nadie al que recurrir. Y que en momentos en los que estás rodeado de gente, anheles como nunca la soledad. Y siempre se dice que hay que tener cuidado con lo que se desea, porque a veces se hace realidad

Es cierto que hay momentos en los que se prefiere la única compañía de una buena canción, pero a grandes rasgos, la vida está hecha para compartirla.

- Un café en soledad tiene un sabor demasiado amargo. En compañía, sabe a poco

- Un piti a solas se hace muy largo. En compañía, nunca es suficiente

- Las fotos en las que aparece una sola persona no dicen nada. Las fotos de grupo emanan recuerdos, vivencias y sentimientos

- Una copa de vino puede ser un manjar, pero un brindis sabe mejor

- Una comida solitaria cubre tus necesidades más inmediatas. Una comida en compañía alimenta durante días

- Un baile en solitario roza el ridículo. En compañía, puede suponer un gran momento de tu vida

- Un atardecer impresiona. Un atardecer acompañado impresiona el doble

- Un mal momento vivido en soledad se magnifica hasta llegar a parecer un callejón sin salidad. Un mal momento en compañía se queda en un mal momento.

- En soledad, las lágrimas suelen ser de tristeza y amargura. En compañía, de emoción y alegría. Y si son de tristeza, son menos amargas

- La risa en soledad suele ser contenida o ligeramente esbozada. Y reir a carcajadas es uno de los mayores placeres de la vida


Y es que consideramos muy valiosos los momentos de intimidad y soledad, pero la familia y los amigos no tienen precio

jueves, 3 de junio de 2010

Si ella supiera






Si ella supiera,

Que cada día hace que mi mísera existencia cobre sentido

Que cada abrazo que da, para mí es como un soplo de vida

Que su sola presencia me alegra el corazón

Que el día que no le veo, no tiene sentido

Que cuando se va, un pedazo de mí se hace añicos

Que cuando llega, con un simple saludo, me da toda la energía que necesito para afrontar el día

Que necesito sus besos como necesito comer

Que la alegría que queda en mí la enciende ella

Que los días que paso con ella siempre saben a poco

Que los días que no la tengo conmigo son demasiado largos

Que su sonrisa me da la vida

Que ella para mí lo es todo

Que por ella me levanto cada día


Si Paula supiera......