jueves, 28 de abril de 2011

Para Nerea








Qué difícil es encontrar unas palabras de despedida, cuando todavía ni siquiera asimilo que ya no estás aquí. Y más sabiendo que, si me estás oyendo, estarás pensando:“menuda payasa”.

Tú nos enseñaste todo lo que, como dice nuestro querido Fito, el colegio nunca nos enseñó. De modo que he pensado que lo más fácil va a ser darte las gracias, y decirte todas aquellas cosas que hace días rondan mi cabeza, y no dejan de atormentarme por no habértelas dicho las veces suficientes como para que supieras todo lo que significabas para mí.

Gracias por estar siempre ahí, por ser incondicional
Gracias porque a pesar de que la vida no ha sido nada justa contigo, siempre eras capaz de aparcar tus problemas para escuchar los nuestros y buscar soluciones.
Gracias por mostrarnos siempre una sonrisa, aunque fuera lo último que te apeteciera.
Gracias por tu entereza, tu sarcasmo, tu fortaleza, tus ganas de salir adelante y vivir al máximo

Y te doy las gracias, no sólo porque todas estas cualidades nos hayan hecho disfrutar de la vida junto a ti, sino porque esas mismas cualidades van a ser las que ahora nos enseñen a vivir sin ti. Tú nos demostraste que siempre hay que seguir luchando. Que a pesar de todo, la vida puede ser maravillosa, y hay que esforzarse porque así sea.

Tenemos una deuda contigo, así que lucharemos por seguir hacia adelante cada día, aunque vaya a ser tan difícil que, a día de hoy, parezca imposible.

Pero hasta que acabe siendo como tú y aprenda a vivir sin ti, me limitaré a acurrucarme cada noche junto a aquel pañuelo que un día nos intercambiamos, y que todavía conserva tu olor. Y lo haré con la esperanza de verte en mis sueños. De verte feliz, de verte volar libre por fin, surcando el cielo, como tantas veces habías soñado.

Y hasta que llegue el día en el que podamos vernos de nuevo y reírnos de todo, sólo me queda sentarme a ver nuestras fotos y decirte, por si puedes oírme, que nunca te olvidaré.



jueves, 21 de abril de 2011

Los pájaros no pueden ser enjaulados

Qué curiosa es la vida. Mientras todo un país está pendiente de la televisión y de goles, faltas y penaltis, yo sólo tengo una cosa en la mente: mi móvil.

Mi móvil y mis sentimientos enfrentados. Por un lado, no veo el momento de que suene, y de que una voz me susurre que por fin corres entre las nubes, con todas las ganas que has ido acumulando estos años, y que por fin descansas en paz. Pero por otro lado......esa llamada me aterra. Y me encantaría que nunca se produjera. O que el mensaje distara de la realidad, y me dijera que todo va bien, que mañana podré acercarme a darte un beso y hablar de mil y una historias que hemos compartido.

Pero para qué engañarnos. Los pájaros no pueden ser enjaulados, porque son del cielo, y su amor es demasiado grande para coartarlo. Volarás alrededor de la luna. Y te dejaremos volar. Nuestros ojos llorarán hasta doler, pero así tendrá que ser.