martes, 14 de febrero de 2012

FELICES 27

Hace años que San Valentín pasa inadvertido para mí. Hace años que el 14 de Febrero pasó de ser el día de las rosas y los bombones a ser tu día.

Hemos vivido muchos 14 de Febrero especiales desde el año en que nos conocimos. 1.999, si no recuerdo mal. Pero siempre habrá uno que recordaré especialmente, y nunca borraré de mi memoria.

Recuerdo aquél frío Febrero del 2.003, en el que en una de las visitas al hospital tu madre nos comentó que el día 14 te iban a dejar salir por primera vez. Celebrar los 18 por todo lo alto.

Todos nos pusimos en marcha. Tus amigos de Bakio, del colegio, las amigas de Las Arenas, tu familia....queríamos que esa primera salida fuera memorable. Y tú, ajena a las maquinaciones.

Aquel 14 de febrero llegué al colegio con la mochila repleta de globos que nuestras compañeras de clase nos ayudaron a hinchar. Después de llegar a casa, acabé la tarta que había empezado a preparar la víspera y me fui rumbo a Cruces con Carlota, haciendo el viaje en metro más ameno para todos aquellos que nos miraban preguntándose a dónde nos dirigiríamos con semejante arsenal de globos.

Al llegar a tu habitación, nos recibió una sonrisa de oreja a oreja, que se esfumó media hora después al comentarte que teníamos que irnos, ya que un importantísimo examen nos esperaba al día siguiente. Lo que no te imaginabas era que, en realidad, íbamos al bar dónde habíamos quedado decenas de personas desconocidas entre nosotras pero con un fin común: verte sonreir.

Me hubiera gustado oir tus quejas e insultos hacia nosotros, al ver que tu ansiada salida había pasado a un segundo plano en nuestras vidas. Que en vez de un gran fiestón ibas a ir con tus padres a tomar un chocolate con churros. Seguro que si hubieras podido, el mensaje de tu "casco", normalmente plagado de mensajes graciosos como "¿Y tu qué miras" o "Feliz Navidad" habría contenido un sonoro "iros a la mierda"

Pero preferí ir al bar, a la zona reservada, y esperar con la misma inquietud que contenía el corazón de cada persona que estaba allí ansiando tu llegada.

Y por fin llegaste. Hemos compartido muchísimos momentos juntas. Durísimos la mayoría. Y no creo que se borre de mis retinas aquella cara de felicidad al vernos a todos. Y las miles de lágrimas que derramamos todos al ver a la tuna entrando en acción, mientras millones de flashes torpedeaban la escena.

Nunca se me olvidará ese día. Ni los paseos por el muelle. Ni tu sonrisa incansable. Ni los vacíos de Morgan. Ni aquel espectacular día en Bakio. Ni tu batido de Vainilla. Ni tu pinza sujeta-pitis. Ni las lágrimas que hemos derramado juntas tantas veces (Pepitto incluido) ni las risas que hemos echado en cualquier esquina. Nada. Porque durante muchos años para mí fuiste muy especial. Tan especial que cavaste un hueco que ya nadie podrá rellenar.


Hoy para muchísima gente será San Valentín, y pedirá pizzas con forma de corazón. Para mí es tu día, como lo será hasta el día en que sea yo la que no esté. Y como cada tarde del 14 de Febrero desde hace 8 años prepararé un pastel. Puede que sea un ritual absurdo, pero pienso seguir haciéndolo. Y espero que de alguna manera me ayudes a soplar las velas.

Mientras esperas tu merienda, te dejo una de tus canciones preferidas, con una sonrisa fruto de saber que seguramente estarás cumpliendo uno de tus sueños

Nere, estés dónde estés, Felices 27