sábado, 12 de febrero de 2011

Nubes Celosas

Luna. Luna llena, luna creciente, luna menguante, luna nueva. Luna.

Todas las noches viene a visitarme. Se para en mi ventana, cercana pero distante, dispuesta a oir mis confesiones, mis penas, mis sueños, mis anhelos; pero reacia a otorgarme una opinión a cambio, un simple consejo.

Nunca le vence el sueño, ni me abandona antes del amanecer. Amiga fría pero incondicional.

Hoy ha cambiado de opinión. Ha vuelto a mi ventana, pero ha bajado a saludarme. Quizás a felicitarme, o a avisarme de que por fin nuevos tiempos se avecinan, nuevas brisas acariciarán mi cara. No me lo ha dicho. Pero me ha dejado observarle de cerca.

"Tiene forma de D, por lo tanto, luna creciente. Sí, de algo sirvieron aquellas lecciones escolares". Pero en esas lecciones nadie hablaba de tu color. Siempre nos decían que eres blanca, por el reflejo de la luz solar. Pero hoy vestías un traje rosa. O esa ha sido mi impresión. ¿Será que es cierto aquello de que la vida es del color con el que la miramos?

Lo cierto es que mi fiel compañía de noches eternas ha sabido leer en mí que hoy no iba a ser una noche más. Que hoy no me iba a hacer falta. Que hoy iba a ser capaz de meterme en la cama y dormir placidamente.

Y practicamente sin avisar, se ha dejado engullir por un grupo de nubes, que llevaban noches acechando, celosas de mi compañía.

Y si la luna puede romper su rutina de vigilante nocturno, ¿por qué no podría hacerlo yo?


viernes, 4 de febrero de 2011