viernes, 21 de octubre de 2011

Por fin el despertador sonará distinto

Ayer soñé que me despertaba y mi mundo había cambiado.

Soñé que la gente caminaba con otro aire en sus miradas, otra sonrisa en su rostro.

Soñé que todos éramos más libres. Que todos podíamos expresar nuestra opinión sin miedo a ser los siguientes en tener una pistola en la nuca.

Soñé que todo el mundo tenía derecho a disfrutar de un paseo, de un aperitivo, de un mojito al borde del mar...sin compañía de un escolta.

Soñé que ningún escolta sacrificaba su vida por aquél que la había sacrificado por su pueblo.

Soñé que los coches bomba y las cartas de extorsión sólo aparecían en los libros de historia.

Soñé que nuestros hijos escuchaban anonadados nuestras anécdotas de batallas campales (pelotazos incluídos), y se trasladaban con la imaginación a un universo que desconocían por completo.

Pero hoy me he despertado, y he sacado ese sueño del cajón de los sueños imposibles.
Mientras una lágrima de emoción invadía mi cara, lo he desplegado con una emoción digna de la noche de Reyes y he abierto la ventana para que pudiera volar y pintar Euskadi de otro color.

Porque hoy, por fin, puede ser el inicio de una nueva era. Puede ser el comienzo de la paz.

Nadie dijo que fuera a ser fácil. Nadie dice que vaya a ser gratis.

Pero, ¿acaso no merece la pena intentarlo? Qué más da la intención, el motivo, el mensaje encriptado. Tendremos tiempo de sobra de descubrirlo y discutirlo.

Hay que tener esperanza. Esa esperanza que nunca abandonaron aquellos que más alzaron la voz, aquellos cuya voz fue apagada de manera ruin y cobarde.

Se lo debemos a ellos. A todos los que han luchado durante 52 años para poner fin a esta barbarie. A todos los vascos, que durante muchos años hemos luchado en silencio, demostrando que nuestra arma más poderosa es la palabra, y nuestra mayor virtud, unas manos limpias de sangre.


Porque ya es hora de creer que tantas manifestaciones, concentraciones, lazos azules en la solapa, gargantas desgarradas y lágrimas derramadas han servido para algo.

Porque ya es hora de dejar de soñar y empezar a vivir esta libertad que tanto anhelábamos y nunca nos cansábamos de exigir.

........por fin el despertador sonará distinto



martes, 4 de octubre de 2011

Cuando una vida se apaga, una estrella se enciende

Existen días en los que puedes permitirte el lujo de pararte a analizar todo aquello que te rodea, y es entonces cuando te das cuenta de que la vida está llena de contrastes.


Porque llevo años quejándome de tus impertinencias, y ahora pagaría por recibir alguna.

Porque cuando sonaba el teléfono y veía tu nombre cogía con desgana. Cuando suena ahora, deseo que estés al otro lado.

Porque cada domingo de resaca maldecía mantener la compostura por tu presencia. Ahora cada domingo me costará no dejar tu vino preparado mientras espero a que toques el timbre. Y ya no habrá que vigilar la fuente de las patatas para que llegue entera a la mesa.

Porque tus historias me aburrían, y ahora soy yo quien las cuenta.

Porque tu ropa ya no es ropa. Ahora son recuerdos

Porque el día de Reyes cambia de registro. Y los roscones ya no harán gracia.

Porque cuando por fin nos entendíamos, has decidido esfumarte.

Porque antes el cielo sólo era una bóveda azul con lucecitas blancas. Ahora es algo especial. Allí estás tú. Seguro que encantada.

Porque si el cielo es como nos lo han descrito, es un lugar maravilloso en el que tus dolores habrán desaparecido. Ya no tendrás problemas. No habrá políticos ni verás a Leire Pajín. Ya no tendrás prohibido fumar y podrás volver a conducir. Podrás sentarte tranquilamente, con tu whisky de las 7, y disfrutar con todos aquellos por los que tanto lloraste de una buena partida de rummikub.

Ya no habrá lágrimas, no habrá tristeza. Y sólo te quedará pendiente una tarea: cuidarnos mucho, desde ese rincón especial del cielo que a partir de hoy se ilumina cada noche.

Y es que cuando una vida se apaga, una estrella se enciende




Nunca te olvidaremos abuela