Hoy es una de esas noches que tanto me encantan, de esas en las que me siento en mi cama, me acurruco calentita y oigo las gotas de lluvia golpear contra la ventana de mi habitacion.
Es curioso los sentimientos tan dispares que la lluvia despierta en mí.
El estar tumbada en mi cama calentita oyéndola caer me produce uno de los mayores placeres del mundo; sin embargo, me encantaría abrir la ventana y mojarme, morirme de frío.
Cuando voy por la calle y empieza a llover, siempre me pongo a correr para resguardarme de ella y no mojarme el pelo;sin embargo, me encantaría pararme en mitad de la calle y calarme hasta los huesos, y sentir esa extraña sensación de libertad que se siente cuando haces lo que te da la gana.
Cuando veo que está diluviando antes de salir de casa, me molesta pensar que se me ha chafado el día, porque andar por la calle lloviendo resulta de lo más molesto; pero despierta en mi un impulso tremendo de salir a saltar en cada charco que me encuentre en mi camino
Y es que cuando eres del Norte, al final le coges cariño
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