miércoles, 9 de diciembre de 2009

Proyecto de vuelta

Este puente empezó con un viernes en el que me volví a reunir con mis compañeras de fatigas, con las que hacía mucho tiempo que no pasaba una noche de risas y confidencias. Al día siguiente, por circunstancias obvias, esperé de la coca-cola una resurreción fugaz. Lo que no me podía imaginar es que este puente, en cierto modo, iba a suponer en mí una especie de resurreción personal.

Creo que es bien sabido que cuando uno bebe, las cosas que dice de más son directamente proporcionales a las copas que toma de más. Y yo, como bien saben los que me conocen, soy muy dada a hablar de más, aunque no me haga falta beber demasiado para ello.

Mucha gente se arrepiente de esas cosas que se dicen las noches locas. Pero yo no. De hecho, suelo pensar que me voy a arrepentir pero luego no es así.

No soy muy dada a expresar lo que pienso o siento de la gente con palabras. Me resulta muy difícil, por lo que intento compensarlo demostrándolo con acciones, pero no siempre esta vida frenética me permite que sea así. Sin embargo, con una copita me salta el chip de la exaltación de la amistad y soy capaz de dibujar con palabras todas esas cosas que siento y no suelo ser capaz de transmitir. Y eso hace que me sienta mejor.

Estos días, he pasado muchas horas con grandes amigas, y he vuelto a sentirme como años atrás. Y ahora sé que aunque a veces crea que todo ha cambiado, o que la soledad sea una sensación que experimente con mucha mayor frecuencia que antes, en realidad todo sigue igual. Por eso me da la impresión de que ha vuelto un poco la Maripres que era, por lo menos las ganas de serlo.

Últimamente me he preguntado millones de veces qué será de mi vida y no tenía muy clara la respuesta. Creo que esta semana ha marcado en mí un punto de inflexión,y ahora puedo decir con seguridad que no sé ni cómo ni cuándo, pero prometo que seré lo que era

No hay comentarios:

Publicar un comentario